¿Cómo tejer los hilos de una vida anterior, de un pasado ahogado por la nostalgia, si en el fondo de sí mismo se empieza a comprender, se empieza a entender, que ya no hay vuelta atrás, que ya no se es el mismo?
A pesa de la inquietud y el sin sabor del imparable paso del tiempo y la dinámica constante del cambio en los acontecimientos de la vida, existe un consuelo que es inconmovible y que compone una vieja esperanza no del todo oxidada. Me gusta llamarle, "la inconmovibilidad". A este respecto, una vez exclamé a un viejo amigo: _"No me gustan los cambios. Odio que el tiempo transcurra. La nostalgia de las buenas experiencias vividas y que contrastan muchas veces con el presente me invaden, me hacen sentir ansioso. ¿Por qué la vida es por etapas, con apariencia de ser unas mejores que otras, no pudiendo uno mantenerse en aquella en la cual todo pareciera encajar y ser perfecto? ¿Quién ha estructurado el devenir de la vida de esta forma? ¡No me gusta! Odio que sea así. La vida se va tan rápido.- Tales pensamientos, he de confesar, me provocan un constante sin sabor y pesimísmo, un palpitar inquieto que se traduce en malestar y en un sentimiento de inconformidad. Ansiedad parece llamarse. ¿Será que es porque en el fondo busco 'la inconmovibilidad del ser'? Así entonces fue que ante la exposición de este planteamiento pesimista acerca de realidad tal cual la veo, ante esta queja, es que mi amigo me contestó: _Carlos, tranquilo. En esta vida todo cambia; siempre ... pero yo; yo nunca cambio.-
Hubo un silencio.
Pude respirar …
