Self ...

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miércoles, 16 de enero de 2013

Ecos - Coloquio entre Monos y Una


Quiero empezar el blog éste 2013 (ya estamos viejos … :O … ) agregando un nuevo topico a la dinámica. Entre los topicos anteriores o segmentos ya existentes, tenemos 'apreciación musical a lo post-mortem' y 'un pensamiento nomás'. Ahora me tomo la libertad de hacer unos pequeños 'ecos' sobre algunos fragmentos literarios que han impactado mi debil y susceptible mente acerca de las lecturas que recientemente he estado realizando, y adivinen … ¡sí!, el nombre del tópico es 'Ecos'. Y bien, he tenido la dicha de incursionar en el interesantísimo mundo de la lectura de cuentos, cuyo exponente quién me mantiene mayormente ocupado en este momento  es el estadounidense Edgar Allan Poe. Todo el fragmento que copiare en este se corresponde a el pocas veces mencionado, 'Coloquio entre Monos y Una'. A decir verdad, es ese idealismo en pos de un mundo inmaculado, esa exaltación de la naturaleza y el paisaje que Monos refleja en su conversación con Una, el fragmento específico que ha llamado mi atención y considero es una lectura obligada de quién se considere ambientalista, buscador de la verdad o amante de la justicia, lo correcto y lo perfecto. Ideal para aquel que se considera alternativo, viniendo desde lo indie hasta rebelde. Perfecta lectura para quién en el siglo XIX hubiése sido llamado un romántico de las artes. Rebelde e idealista, pesimista y esperanzador; Edgar Alla Poe hace una crítica a la ya contaminada mentalidad de la sociedad; crítica hecha hace ya más de un siglo y que hoy día encuentra mucho sentido. Como exponente de este movimiento literario que abarcó desde los siglos XVIII al XIX, el romanticismo, el cuentista sabe plasmar bien su espíritu:

"Provocada prematuramente por excesos de ciencia se acercaba la vejez del mundo. Es lo que la masa de la Humanidad no veía, o lo que, viviendo con vigor, aunque sin felicidad, fingía no ver. Pero, para mí, los fastos de la Tierra me habían enseñado a considerar la ruina más grande como precio de la más alta civilización. Me había yo saturado de la presciencia de nuestro destino al comparar la China simple y paciente con Asiria la arquitectónica, con Egipto astrólogo, con Nubia, más astuta que las anteriores, madre turbulenta de todas las Artes. En la historia de esas regiones encontré un rayo del Futuro. Las artificiales individualidades de las tres últimas eran enfermedades locales de la Tierra, y su derrocamiento individual se ha debido a la aplicación del remedio local; pero para el mundo infectado en grande no veía yo por anticipado regeneración más que en la muerte. Ya que el hombre como raza no podía extinguirse, vi que debía renacer. Y era entonces, mi más bella y amada, cuando envovíamos nuestros espíritus diarios en los sueños. Era entonces cuando discurríamos en el crepúsculo sobre los días por venir, cuando la superficie de la Tierra cicatrizada por el Arte, habiendo sufrido esa purificación que sólo podía borrar sus rectangulares obscenidades, quedaría vestida de nuevo con el verdor, las colinas y las sonrientes aguas del Paraíso, y volvería a ser al fin una morada adecuada para el hombre: para el hombre depurado por la Muerte, para el hombre cuya inteligencia ahora exaltada, no encontraría ya un veneno en la ciencia, para el hombre redimido, regenerado, bien aventurado, ahora inmortal, aunque todavía material."