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viernes, 13 de abril de 2012

Santiago en 100 palabras, creatividad cuentista.


Siguiendo actualizándolos con mis historias de como invertí o perdí mi tiempo en el verano, vamos ahora a hablar de puros cuentos. Sucede que hace tan solo unos días se realizó un concurso por demás interesante, aca en donde ya saben me encuentro vegetando por una temporada. El concurso se llama "Santiago en 100 palabras" y según tengo entendido ya van varios años que lo repiten. El asunto es así; en un espacio de tan solo 100 palabras tu puedes escribir una breve historia que tome como base desarrollarse en medio de la ideosincrasia santiaguina; ya sea destacando el día a día de esta ciudad, características, sus cualidades, problemas o cualquiera que sea tu visión de Santiago. Cualquier persona residente en Chile puede participar de dicho concurso y cada participante puede suscribir hasta un máximo de 5 cuentos. El ganador tiene un premio de 4mil dolares, cantidad nada despreciable si se toma en cuenta que el talento en el rubro 'cuentista' esta tan infravalorado hoy día. Siendo sinceros, creo que al parecer siempre lo estuvo. En fin, obviamente una vez más me dije: 'mimismo', tenes que participar. Y así fue, me tienen ahí pensando y re-pensando que diablos escribir. Pero como saben bien que la inspiración surge en los momentos menos esperados, me decidí por darle tiempo al tiempo y esperar tener algun tipo de iluminación proveniente del espíritu inquieto de Mark Twain u Oscar Wilde (los he estado leyendo mucho recientemente).
Bueno, después de algunas tardes de verano con café bien cargado y en compañía de mi cuaderno multiusos, esto es lo que surgió, un total de 5 cuentos que a continuación les transcribo tal y cual como se fueron al concurso. Disfruten:

LAS VOCES DE LOS INANIMADOS:

_ “Hay un eclecticismo singular en Ciudad Gris que da a pensar en ciudad multicolor, más no es Ciudad Nueva, aún. Es ciudad permanente o mas bien detenida en el tiempo; pero en esa dimensión hay esbozos de progresismo”.

No entendiendo las palabras y descripciones dadas por el frío e inanimado extraño que habíame interpelado en plena Alameda, proseguí mi camino en la fría tarde de invierno, escuchando, viendo y observando los testimonios de un pasado tallado en concreto; pasado del cual me hablaban aquellos erosionados y sabios testigos mudos que aun sobreviven en éstos días en las calles de Santiago.

LA VISITA DE JUAN SALVADOR:

_ “Ver la ciudad durante la noche, tan quieta y sombría, hizo olvidarme la intensidad del movimiento que manifestó hace tan solo unas cuantas horas, antes que se ocultáse el sol. Verlos a todos ahí, en sus respectivos nidos en formas de cajas, incluso enternece al corazón. ¿Quién hubiese pensado que sí, en efecto, es posible encontrar vida tan lejos del mar, en medio de montañas, en las faldas de Los Andes?

Diciendo ésto, La Gaviota exploradora alzó nuevo vuelo rumbo al Puerto, dejando en profundo sueño y descanso a los habitantes de cajas que frenéticamente se mueven en la urbe.

LA RUBIA ZOMBIE:

_“¿Será algo ya propio de los santiaguinos, el establecer como norma el mínimo contacto humano entre los usuarios del transporte colectivo?… _No lo se, pero si sé que esa rubia que llaman ‘pelolais’, que todos los días sube en la misma estación, siempre tan absorta, comportamiento automático, escuchando quien sabe qué cosa; ella, la pelolais, es la musa de inspiración que mi timidez necesita para romper protocolos sociales”.

El metro siguió su camino y la musa también el suyo, perdiéndose entre aquella masa humana.

_“Mañana será otro día, mañana tendré el valor. Mientras hoy, una vez mas soñare con ella”.


PELUDA FELICIDAD SENCILLA:

‘Quiltro’ vivió en una plaza de Santiago cuyo nombre nunca supo pero que reconoció siempre como hogar. Vivió ahí también su amigo, un anciano loco con quien compartía muchos rasgos: desgreñado, peludo, lengua larga, revolucionario, mal oliente y de buen corazón.

Habíanse hecho asiduos conversadores, el anciano siempre hablando y ‘Quiltrín’ asintiendo con coletazos, ya saben, como quien quiere mover su cola para conversar.

Pasó el tiempo y el mundo se movió, quedando hoy día los arboles de la plaza como únicos testigos de esa felicidad sencilla; la historia de un indigente superviviendo de la beneficiencia y su perro quiltro.

ENVIDIAS DE ALTURA:

De todos los edificios de Santiago Centro, es la Torre Entel la mas orgullosa. Pero, siendo sensatos, cómo no habra de serlo cuando sólo ella puede jactarse de dar el clima, la hora y hasta las noticias en una flamante LED. Y que decir de la exótica gama de parabólicas de colección con las que gusta adornar su cabeza. Precisamente por ésto nunca simpatizó con los nuevos edificios de Sanhattan, acusandolos a estos de ‘arribistas’ por su obsesión con las alturas. Prefirio entonces mejor guardar su distancia y reducir su circulo social a sus meros vecinos, los edificios de gobierno.



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