“Quien hace política pacta con los poderes divinos o diabólicos que acechan en torno al poder… quien busque la salvación de su alma y de los demás se arriesga por el camino de la política, porque el genio de la política vive en tensión con el dios del amor“.
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Fuera de toda presunción respecto de la existencia de poderes divinos que intervengan en la historia y también fuera de debates ideológicos; hago eco de lo arriba expuesto ya que a mi modo de ver tal idea hace mucho sentido en el mundo político; pues es difícil, sumamente difícil, conciliar la paz e integridad de un corazón que se ve enfrentado a la turbiedad de intereses egoístas que pueden moverse detrás de un activismo político.
¿Quién entre ellos, políticos, puede jactarse de una consciencia tranquila? - No soy quién para dar respuesta, pero … la idea se entiende, ¿no?
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